"When a man is tired of London, he is tired of life; for there is in London all that life can afford" Samuel Johnson
Los que me conocen saben que me gusta tenerlo todo bajo control, suelo planificar bastante las cosas y organizarme. Sin embargo, también amo los planes repentinos, simplemente que te propongan algo interesante y hacerlo. Basta que me digan: hacemos...? Y ya he dicho que sí antes de que acaben la frase, sobretodo si quien me lo propone es alguien con quien siempre me lo paso bien.
Pues bien, ayer volvía del laboratorio pensando en como planificar mi tarde: un poco de sala común, gimnasio, ducha, cena, PhD applications y el pan de cada día. Justo entraba por la puerta cuando me crucé con Stephanie que salía de la residencia y me dijo que se iba al Museo de Ciencia. "¿Ahora?, ¿a las 5 de la tarde?", "¿No te has enterado? Hoy es noche en el museo, ven ven ven". Me lo dijo con tal entusiasmo que solo pude responder, no te muevas de aquí que en 2 minutos vuelvo. Llamé rápidamente a Marian para cancelar nuestra quedada en la common room, corrí a mi habitación, cogí la targeta del metro, cogí unas patatillas (nunca sabes si vas a cenar o no), me dejé las llaves dentro de mi estudio, salí por la puerta de emergencia (sonó la alarma), corrí hacia recepción y ya estaba lista para una apasionante tarde.
Muchos del máster de Stephanie vinieron con nosotros. Estuve mucho rato hablando con una danesa que me explicaba que en Dinamarca pagan un 40% de impuestos de su sueldo pero, a cambio, tienen la universidad gratis y reciben un sueldo por estudiar. No se podía creer que hubiera hecho una carrera sin recibir nada de dinero, en fin... Por el camino me fui comiendo felizmende mi bolsa de patatillas cuando, de repente, bajamos de la estación y dicen... ¿Vamos a cenar antes de entrar?. ¿Qué? ¿Cómo? Miré el reloj 40 veces, como si la hora fuera a cambiar de repente... no eran ni las 6 de la tarde y, por supuesto, no tenía nada de hambre y tampoco dinero. Entramos en un restaurante y como yo estaba immersa en mis pensamientos, tardé en darme cuenta que estaba lleno de Riojas, Jamón Ibérico, fuet de VIC (increíble), tapas... ooooh, todo tenía una pinta riquísima, el lugar era genial, pero no era el momento adecuado. Al menos les fui útil para traducirles los platos y recomendarles algunas cosas. Todos pidieron abundante comida y cuando el camarero llegó a mi... pues pedí UNA croqueta de UN pound, por pedir algo. "¿Eres Española no?" "Si..." ¿Claro y no tienes hambre no? "Exacto, hoy no estaba en mis planes cenar tan pronto". Sí... sigo llevando mal los horarios, (si hay que cenar pronto tienen que avisarme al menos un día antes para almorzar solo un snack como hacen ellos). Lo importante es que les gustó mucho la comida y a las 7 entramos al museo, GRATIS. Nos dieron un folleto con el programa y se me iluminaron los ojos, de repente quería hacerlo todo, había cosas súper interesantes. Primero fuimos a un cásting a lo "X factor " pero de científicos: los participantes tenían 3 minutos para explicar su investigación de la manera más interesante y graciosa posible (pensad que todo el público estaba con sus cervezas en la mano y no se tomaba eso como algo serio, pero lo cierto es que era la fase final para ir al concurso nacional). Me encantó la pasión de todos los participantes. Después estuvimos deambulando por el museo, en cada sala había actividades, por ejemplo pudimos disfrazarnos de "telefonistas" y que nos hicieran fotos en una de esas centrales de telefono antiguas. Estuvimos en una sala de música electrónica y pasamos por delante de varios shows. Pero sin lugar a duda, lo mejor de la noche fue la DISCO SILENCIOSA. De repente, en la sala principal del museo, entre naves espaciales y astronautas, había media sala separada por un cordel con gente bailando motivadísima. Sin embargo... no se escuchaba absolutamente nada. Todos llevaban unos cascos inalámbricos enormes con dos canales de música (segun las luces del casco podías adivinar que canal escuchaban). No nos pensamos dos veces entrar allí y fue genial. De repente tenías la disco móvil y la fiesta montada, era imposible estarte quieto, la primera canción intentas no cantarla porque sabes que puede escucharte la gente que pasea tranquilamente sin cascos, pero luego te da igual todo: saltas, bailas, chillas, intentas comunicarte con el de al lado... estuvimos más de una hora a tope bailando, descargando un montón de adrenalina. Cuando no te esperas algo así es cuando mejor te lo pasas. Siempre había querido hacerlo, como cuando estas en la biblioteca estudiando en silencio y te mueres de ganas de empezar a chillar, bailar...
Volví a casa súper feliz por haber hecho algo nuevo y así tan de repente.
Esto lo hacen el último miércoles de cada mes así que el 30 de enero ya esta marcado en rojo en mi calendario (nos quedaron un montón de cosas por ver).